Cuando hablamos de la esencia y estructura del Universo en el
articulo “Conociendo lo Esencial”, decíamos que el hombre es esencialmente
materia universal viviente, halito primigenio y consciente llamado espíritu,
microcosmos organizado por la Inteligencia Universal o Plan Maestro, y, lo que
ocurría arriba, en el cosmos abierto, ocurría abajo, en el microcosmos cerrado
que es el cuerpo humano y el ser encarnado. Ahora hablaremos de la existencia
de cuatro estados diferentes de condensación de la esencia vital o principio
espiritual, que constituían los Universos espiritual, mental, astral y físico,
ampliamente conocidos en el estudio de la metafísica. El ser humano también
participa de cada una de estas esencias. De hecho, un humano físicamente
encarnado está compuesto de cuatro cuerpos interconectados. De menor a mayor
vibración; el cuerpo físico, el cuerpo astral (o energético), el cuerpo mental
y el cuerpo espiritual. No penséis que estos cuerpos por ser más sutiles no
tienen una estructura y una organización complejas.
¿Cuál es la naturaleza de esos cuerpos? Podemos decir que cada
cuerpo posee un código genético propio a partir del cual se estructura, y que
la organización de los cuerpos más densos depende de los más sutiles; todos
ellos están estrechamente interconectados, de forma que no pueden existir los
cuerpos de mayor densidad al margen de los más sutiles.
El cuerpo físico se construye en realidad sobre el molde o patrón
determinado por la configuración del cuerpo astral y éste sobre el molde que
constituye el cuerpo mental, que a su vez se configura sobre el molde que le
marca el cuerpo espiritual, de manera que el cuerpo mental es un puente entre
el cuerpo espiritual y el astral, y el cuerpo astral un puente entre el cuerpo
físico y los otros dos. Cuando sobreviene la ascensión o desencarnación, en
realidad lo que ocurre es que uno de esos cuatro cuerpos, el físico, y se
separa definitivamente del resto y, al perder el sustento que le da la vida, se
descompone, aunque en ese proceso el diseño biológico continúa y la vida se
transforma, por decirlo de algún modo, en los agentes encargados de disgregar
el cuerpo físico. Pero el ser espiritual continúa viviendo con sus tres cuerpos
más sutiles y su nivel de consciencia.
El cuerpo astral es un cuerpo cuya apariencia es semejante a la
del cuerpo humano, pero de aspecto luminoso y semitransparente. En realidad
está compuesto de un fluido gasoenergético, que resulta de la combinación de
cuatro gases nobles: helio, argón, xenón y kriptón energizados con la luz de
alta vibración que proviene del Sol invisible al ojo humano como otras
radiaciones estelares y cósmicas. El cuerpo astral en un ser humano encarnado
está superpuesto sobre el cuerpo físico e íntimamente ligado a él, de manera
que interpenétra cada una de las células del organismo y les proporciona la
energía vital que necesitan. La función de los gases nobles es la de ser los
portadores materiales de esa energía, que no puede ser absorbida directamente
por el cuerpo físico. Es decir las moléculas gaseosas captan la energía vital
del sol, aumentando su vibración y luego la transmiten al cuerpo reduciendo su
tasa vibratoria. Cuando el espíritu se liga al óvulo recién fecundado, su
cuerpo astral constituye un patrón para el desarrollo y formación cuerpo
humano, desde el cigoto hasta el adulto, aportando incluso una parte de la
carga genética propia del espíritu encarnante al cigoto, creando un programa de
“karma físico”.
En la materia, es decir a lo relacionado con la biología, la
herencia de los padres aporta el 90% de la carga genética y el espíritu
encarnante, a través de la configuración genética del cuerpo astral, aporta un
10%. Este es el mecanismo principal a través del cual se produce la evolución
de la especie, porque en cada generación los espíritus encarnantes incorporan
al cuerpo físico parte de las modificaciones que han incorporado en su cuerpo
astral, las cuales son consecuencia a su vez de las modificaciones de los
cuerpos mental y espiritual, que han ido realizando como consecuencia de su
progreso evolutivo.
El cuerpo astral está estructurado en 7 capas, cada una de las
cuales vibra en distinto rango de frecuencia, y por ello tiene asociado un color
diferente cada capa, y estás a su vez, están vinculadas a diferentes funciones
del cuerpo físico. Su estructura se asemeja a la de una red eléctrica cuyo
objetivo es abastecer completamente de energía vital al cuerpo, compuesta de
innumerables cables o filamentos (llamados en oriente nadis) que se agrupan en
determinados puntos en haces de filamentos, llamados meridianos, por donde
transcurren flujos de energía mayores. Los centros principales de entrada de
energía, que la medicina oriental llama chakras, son siete y están localizados
a lo largo de la columna vertebral. El chakra principal es el que está situado
en el plexo solar, al final del esternón. Su función es captar y distribuir
energía vital a los otros seis chakras principales. Cada uno de ellos
representa la conexión de cada una de las capas del cuerpo astral con el cuerpo
físico.
Con el debido entrenamiento se puede llegar a ver la energía del
cuerpo astral que sobresale del cuerpo físico, lo que normalmente se conoce con
el nombre de aura. Hay personas que de manera natural tienen esta capacidad
desarrollada. Cuando el ser está desligado del cuerpo físico se puede apreciar
con toda su extensión que el aspecto es realmente el de un ser humano pero de
aspecto semitransparente y luminoso, y es el que se suele ver cuando alguien
comenta que ha visto a un ser querido fallecido recientemente. También a través
de ciertos aparatos se puede detectar y medir sus oscilaciones.
Para una ampliación sobre este tema te recomiendo los libros de
Barbara Ann Brennan, doctora en física atmosférica, que trabajó como investigadora
en la NASA, que es una de las investigadoras que ha comenzado a demostrar
científicamente la existencia del cuerpo astral, que ella denomina el Campo
Energético Humano (CEH).
Los seres más avanzados tienen un aura más extensa y brillante
debido a la mayor cantidad de energía pura que desbloqueadamente fluye desde el
Cosmos recorriendo su Consciencia y expresándose en el cuerpo físico, como
último movimiento del espíritu; el cuerpo. Ese es nuestro estado natural. Los
pensamientos son más agiles, livianos y frescos, que se renuevan en una
dinámica creativa, siempre creativa y tendiente hacia lo elevado. Son seres más
alegres y menos apegados a la naturaleza inferior. Su ego es mucho menor.
Los seres que actúan contra la ley del amor tienen el aura densa
y una conducta obsesiva, los colores de su aura son opacos y turbios, una
mezcla de cada color con el oscuro tono de la densidad. Sus pensamientos son
más lentos por tanto como sus procesos de evolución y expansión de consciencia,
pueden quedarse pegados en algo durante mucho tiempo, años. Sin embargo
cualquier ser humano en cualquier estado de consciencia que se encuentre puede,
si así se lo propone y es capaz de ver y razonar sobre si mismo, alcanzar
niveles superiores que le integraran a la naturaleza total y originaria.
El cuerpo mental es la sede del pensamiento, mientras que el
cuerpo espiritual es la sede de la conciencia, la voluntad y el sentimiento.
Más adelante profundizaremos en el desarrollo de los sentimientos, y en las
relaciones que se establecen entre pensamientos y sentimientos, puesto que son
la clave del proceso de evolución espiritual.
J.C.
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.